domingo, 12 de septiembre de 2010

LA CAJA DEL PASADO (doce)

Suelo pasarme algunos ratos ojeando por Internet sobre los cultivos de huerta y  me está resultando muy gratificante.


Estoy aprendiendo muchas cosas como que los racimos de tomate no cuelgan de los arboles como los de la uvas, que las cebollas crecen bajo tierra y que un puerro no tiene nada que ver con un porro.



















Mientras carga el ordenador, suelo hablar con la Administrativa: Sara,  y nos contamos nuestras vidas, bueno ella más que yo, que no me acuerdo de casi nada de la mía.



Me dice que vive sola desde que se muró su madre, que ha tenido un novio y ahora tiene un gato, lleno de parches: blanco , negro, marrón y las patas blancas, y cuando me pregunta a ver si adivino como se llama el minino  y me dispongo a responder me dice que se llama……………..COLORS.



Es la primera soltera que tiene gato y que no  le llama “CALCETINES”.




Ayer me ha entregado una caja de cartón sellada  y me dice que en ella están cartas y otras cosas remitidas a mi nombre pero como hasta hace poco no sabía cómo me llamaba, pues las tenía guardadas hasta saber el propietario.



Paso frente a la parcela y compruebo que ya han terminado con la reparación de la tubería y han puesto una toma de agua.





                                                                                                                                                                                 












Por fin nos podemos duchar, que algunos parecen los guerreros de terracota de la dinastía quin shi huang.






Me entero donde está la llave de paso en el cuarto de caldera, junto al cuarto del cuadro eléctrico, al lado donde guardamos las herramientas.



En mi otra vida, debí ser un búho o una lechuza, porque me fijo mucho.



Con la caja de cartón, me encierro en mi habitación y  cuando  me dispongo a revisar su contenido, me  lo pienso y lo dejo para otro día.





He estado golpeando  otra vez el suelo (por el tema del túnel  para la fuga), pero desecho la idea, pues lo único que suena a hueco es mi estomago.

El colacao del desayuno y el trozo de pan duro no da para mucho.


Hay que buscar otra vía de escape.


La tierra de la parcela se está empezando a secar, ya que se había anegado bastante con la inundación y no se podía hacer nada.





Por cierto hemos encontrado a los dos internos que faltaban.

Se habían quedado entre el fango tomando baños de  lodo y se quedaron pegados al suelo formando un todo. Solo se les veían los ojillos.


Se encuentran bien y dicen que con el cutis mas terso y brillante.




Tengo que  poner una queja al Sr. Director sobre los internos del módulo de al lado.

No dejan dormir.



Se tiran hasta altas horas de la madrugada con la música a todo volumen.

Deban hacer guateques todas las noches, porque casi siempre poner música de los sesenta  la mayoría de las veces.


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